La impresión 3D es tan polivalente, que uno se pierde con la cantidad de cosas que puede hacer, sea imprimir objetos ya existentes en repositorios como Thingiverse o Youmagine o crear diseños nuevos.
Para mí al principio uno se emociona imprimiendo cosas de estos repositorios, pero rápidamente descubre la parte que apasiona de la impresión 3D: imaginar algo, diseñarlo e imprimirlo. A mí lo que más me gusta es hacer pequeñas soluciones. Rápidas y pragmáticas. Y lo he aplicado en unas cuantas cosas sea por casa o con equipamiento de montaña. Sabiendo que la resistencia de las piezas es casi nula comparado con lo que se requiere en montaña, cuidado. Nada de material de aseguramiento. ¡No se te ocurra imprimir un mosquetón!
El problema
El otro día se me rompió una mochila de esas que te dan en las carreras, una tela con un par de piezas metálicas que no me ha durado nada. Pero es que viendo el diseño no me extraña.
Los soportes metálicos de donde se sujetan las cuerdecillas tenían muy poca superficie de agarre, con lo cual la tela se ha soltado directamente de la pieza. Así que pie de rey en mano tomé las medidas de la pieza actual para tener una referencia de cómo mejorarla.
La solución
Simplemente se trataba de hacer un tope para las cuerdecillas de la mochila que fuera lo suficientemente amplio como para evitar desgarrar la tela de nuevo.
Sigo usando MOI para hacer modelado, sobre todo si buscas algo más orgánico. Es una spinoff de Rhino en realidad…
He subido el modelo a Thingiverse aquí.
Lo que realmente me gusta de la impresión 3D es esa capacidad de resolver cosas. Verás un sinfín de jarrones y figuritas impresas en las exposiciones. Pero lo que realmente le da valor es la capacidad de diseñar y crear objetos útiles, sin hablar de lo que es propiamente prototipar. En mi caso lo que me da más satisfacción es eso, reparar o mejorar algo en cuestión de unos minutos de diseño. Y un rato más de impresión.
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